favoritos

jueves, 31 de marzo de 2011

Rómulo y Remo

Según la tradición romana, Rómulo (771 a.C. – 717 a.C.) fue el fundador de la ciudad de Roma, conjuntamente con su hermano Remo (771 a.C. – 753 a.C.). Éstos eran hijos de Rea Silvia y de Marte, el Dios de la Guerra.

La leyenda cuenta que Numitor junto con Amulio eran reyes de una ciudad de Lacio llamada Alba Longa. Amulio destronó a Numitor y mandó matar a todos sus hijos, salvo a su hija Rea Silvia, a quien obligó a dedicarse al culto de Vesta, para así mantenerla virgen. Una noche que se encontraba durmiendo a orillas de un río, el Dios Marte la avistó y se quedó prendado de ella, poseyéndola y dejándola encinta.

Como consecuencia, tuvo dos gemelos a quienes llamó Rómulo y Remo. El rey, al enterarse, no la mandó matar, sino que dejó que diera a luz, pero luego ordenó que los colocaran en una cesta en el río Tiber para así ahogarlos.

Esta cesta embarrancó y ambos pequeños fueron amamantados por una loba, llamada Luperca, luego recogidos por un pastor, Fáustulo y cuidados por su mujer. Se decía que fueron criados en el centro de Lacio, en Gabio más precisamente. Al crecer y enterarse de su origen, retornaron a Alba Longa, asesinaron a Amulio y depusieron en el trono a Numitor.

Los dos hermanos decidieron crear una ciudad, justo en el lugar donde embarrancó la cesta. Allí trazaron un perímetro con un arado y Rómulo juró matar a todo aquel que la traspasara. Para otorgarle un nombre sin discutir, decidieron que se lo designaría quien avistara más pájaros, prueba que supero Rómulo.

Decidió ponerle Roma, parecido a su nombre, y Remo enojado, borró el surco de los límites que había trazado su hermano. Cumpliendo el juramento que había realizado, Rómulo lo mató quedando como Soberano de la nueva ciudad. Ese año se fijó el año 0 para los romanos, tomado como punto de referencia para registrar eventos en el Imperio.

La esfinge

En la mitología griega, la Esfinge (en griego antiguo Σφίγξ, quizá de σφίγγω, ‘estrangular’) era un demonio de destrucción y mala suerte, que se representaba con rostro de mujer, cuerpo de león y alas de ave.

Características:

Según Apolodoro, la Esfinge era un monstruo
con rostro de mujer; pecho, patas y cola de león y alas de pájaro. Estacio precisa que tenía el rostro pálido, la boca llena de veneno, ojos como brasas encendidas y las alas siempre manchadas de sangre. Heródoto llamó a las esfinges egipcias, que tienen rostro de hombre y carecen de alas, androesfinges, para distinguirlas de la Esfinge griega.


La Esfinge en Tebas:

Hesíodo llama a la Esfinge «ruina de los cadmeos», aludiendo a los tiempos en que «llegó desde la parte más lejana de Etiopía» para causar el terror en los campos que circundaban la ciudad de Tebas.

Fue enviada por un dios, pero no hay acuerdo sobre cuál. La mayoría de los autores señala que fue la vengativa Hera, opinión que sostienen, entre otros, Apolodoro y el autor del escolio a las Fenicias. Señala este último que el motivo de la diosa habría sido la impunidad en que los tebanos quedaron tras el rapto y la seducción que Layo, rey de Tebas, cometiera en la persona del joven Crisipo. También se menciona como que fue enviada por Dioniso y Ares, vinculando las razones de este último al episodio en el que su hijo Dragón fue muerto a manos de Cadmo, el fundador de Tebas. Eurípides, por su parte, señala que la envió Hades.

La Esfinge se instaló en uno de los montes del oeste de la ciudad de Tebas, el Ficio o el Antedón. Desde ahí se dedicó a asolar la campiña tebana destruyendo las siembras y matando a todos los que no fueran capaces de resolver sus enigmas. Mataba estrangulando, y algunas opiniones refieren que de ahí viene su nombre, ya que cerraba (sphíggein, ‘cerrar’) el paso del aire a los desafortunados que caían en sus garras.

Higinio refiere que la Esfinge propuso a Creonte, rey de Tebas, que si alguien era capaz de resolver uno de sus enigmas se iría para siempre; pero si no, mataría a quienes fallasen y seguiría destruyendo. Apolodoro no cree que el monstruo haya sido capaz de compromiso alguno, y propone que debió haber sido un oráculo el que revelara a los tebanos la forma de librarse de la Esfinge.

El regreso de Agamenón

En la obra Agamenón, escrita por Esquilo se narra el regreso del rey de Micenas y Argos, Agamenón, hijo del rey Atreo de Micenas y de la reina Aérope y hermano de Menelao, a su patria luego de diez años en la guerra de Troya. Trae junto con él nuevas riquezas, a Casandra, hija de Príamo quien predice crímenes y es profetisa de Hécuba, como esclava y el honor de la victoria ante los troyanos. Regresa inmediatamente terminada la guerra y no encuentra dificultades en el viaje de regreso a casa, pero al volver consigue a su esposa Clitemnestra la cual después de recibirle, le asesina junto con el que se ha vuelto su amante, Egisto, primo de Agamenón.

Las historias comparten un tema central en común, la guerra bajo las murallas de Troya, combate que se mantuvo durante diez años donde ambos líderes atacaban en el mismo bando y fue gracias a la astucia de Ulises y el poder de Agamenón que consiguieron la destrucción de aquella ciudad. Aunque el motivo de la batalla, Helena, la mujer del rey Menelao, en cierto modo no les afectaba directamente, todos los jefes aqueos fueron convocados y decidieron de acudir a la guerra. Finalizado el combate y quemada Troya cada uno toma su camino de regreso a su hogar.
A partir de este momento la historia de Agamenón y Ulises comienzan a escribirse por separado, pero quién diría que estos dos retornos totalmente distantes tendrían tanta desgracia en común.


martes, 29 de marzo de 2011

Fragmento de la obra de Sófocles: Antígona

Fragmento de la obra de Sófolces, Antígona

ANTIGONA: ¡Oh, Ismeme, mi propia hermana, de mi misma sangre!. ¿Acaso sabes cuál de las desdichas que nos vienen de Edipo va a dejar de cumplir Zeus en nosotras mientras aún estemos vivas?.
Nada doloroso ni sin desgracia, vergonzoso ni deshonroso existe que yo no haya visto entre tus males y los míos. Y ahora, ¿qué edicto es éste que dicen que acaba de publicar el general para la ciudad entera?.
¿Has oído tú algo y sabes de qué trata?. ¿O es que no te has dado cuenta de que contra nuestros seres queridos se acercan desgracias propias de enemigos?.

ISMENE: A mí, Antígona, ninguna noticia de los nuestros, ni agradable ni penosa, me ha llegado desde que ambas hemos sido privadas de nuestros dos hermanos, muertos los dos en un sólo día por una acción recíproca.
Desde que se ha ido el ejército de los Argivos, en la noche que ha pasado, nada nuevo sé que pueda hacerme ni más afortunada ni más desdichada.

ANTIGONA: Bien lo sabía. Por eso te he sacado fuera de las puertas del palacio para que tú sólo puedas oirme......


Fragmento de la obra de Sófolces, Edipo Rey


EDIPO: ¡Oh, hijos, descendencia nueva del antiguo Cadmo!. ¿Por qué os encontráis en actitud sedente ante mí, coronados con ramos de suplicantes?.
La ciudad está llena de incienso, a la vez que de cantos de súplica y de gemidos, y yo, porque creo justo no enterarme por otros mensajeros, he venido en pe
rsona, yo, el llamado Edipo, famoso entre todos.
Así que, anciano, ya que eres por tu condición a quien
corresponde hablar, dime en nombre de todos: ¿cuál es la causa por la que estáis así ante mí?. ¿El temor o el ruego?. Piensa que yo querría ayudaros en todo. Sería insensible si no me compadeciera ante semejante actitud.

SACERDOTE: ¡Oh Edipo, que reinas en mi país!. Mira de que edad somos los que nos sentamos cerca de tus altares, unos, sin fuerza aún para volar lejos, otros, torpes por la vejez, somos sacerdotes -yo lo soy de Zeus-, y otros, elegidos entre los aún jóvenes. El resto del pueblo con sus ramos permanece sentado en las plazas, en actitud de súplica, junto a los dos templos de Palas y junto a la ceniza profética de Ismeno.
La ciudad, como tú mismo puedes contemplar, está demasiado agitada y no es capaz de levantar la cabeza de las profundidades por la sangrienta sacudida.... Pero ahora ¡Oh Edipo, el más sabio entre todos!, te imploramos que nos consigas alguna ayuda, bien sea después de escuchar el mensaje de algún dios o bien lo conozcas de un mortal......

La tragedia de Sófocles

La tragedia de Sófocles


Antígona es el título de una tragedia de Sófocles, basada en el mito de Antígona y representada por primera vez en 442 a. C.

En Antígona se enfrentan dos nociones del deber: la familiar, caracterizada por el respeto a las normas religiosas y que representa Antígona, y la civil, caracterizada por el cumplimiento de las leyes del Estado y representada por Creonte. Además se establece una oposición entre el modo en que las dos hermanas, Antígona e Ismene, se enfrentan a un mismo problema.


En este enlace podréis ver una representación teatral de esta obra y entenderéis mejor el argumento.

Antígona

Antígona

En la mitología griega, Antígona es hija de Edipo y Yocasta y es hermana de Ismene, Eteocles y Polinices. Acompañó a su padre Edipo (rey de Tebas) al exilio y, a su muerte, regresó a la ciudad.

En el mito, los dos hermanos varones de Antigona se encuentran constantemente combatiendo por el trono de Tebas, debido a una maldición que su padre había lanzado contra ellos. Se suponía que Eteocles y Polinices se iban a turnar el trono periódicamente, pero, en algún momento, Eteocles decide quedarse en el poder después de cumplido su período, con lo que se desencadena una guerra, pues, ofendido, Polinices busca ayuda en una ciudad vecina, arma un ejército y regresa para reclamar lo que es suyo. La guerra concluye con la muerte de los dos hermanos en batalla, cada uno a manos del otro, como decía la profecía. Creonte, entonces, se convierte en rey de Tebas y dictamina que, por haber traicionado a su patria, Polinices no será enterrado dignamente y se dejará a las afueras de la ciudad al arbitrio de los cuervos y los perros. (Este mito es contado en la tragedia Los siete contra Tebas de Esquilo.)

Los honores fúnebres eran muy importantes para los griegos, pues el alma de un cuerpo que no era enterrado estaba condenada a vagar por la tierra eternamente. Por tal razón, Antígona decide enterrar a su hermano y realizar sobre su cuerpo los correspondientes ritos, rebelándose así contra Creonte, su tío y suegro (pues estaba comprometida con Hemón, hijo de aquel).

La desobediencia acarrea para Antígona su propia muerte: condenada a ser encerrada viva, evita el suplicio ahorcándose. Por otra parte, Hemón, al ver muerta a su prometida, tras intentar matar a su padre, se suicida en el túmulo, abrazado a Antígona; mientras tanto, Eurídice, esposa de Creonte y madre de Hemón, se suicida al saber que su hijo ha muerto. Las muertes de Hemón y Eurídice provocan un profundo sufrimiento en Creonte, quien finalmente se da cuenta de su error al haber decidido mantener su soberanía por encima de todos los valores religiosos y familiares, acarreando su propia desdicha. (Este mito es contado en la tragedia Antígona de Sófocles.)

Los hijos de Edipo

Los hijos de Edipo

Edipo y Yocasta tienen cuatro hijos: Eteocles y Polinices (varones) e Ísmene y Antígona (mujeres)


Algunas versiones dicen que Antígona acompañó a su padre por un tiempo luego de que sus hermanos lo expulsaran de Tebas.


En Tebas, Etéocles y Polínice se turnan para reinar, pero en una ocasión Etéocles se queda más tiempo de lo acordando y Polínice arma un ejército en su contra para retomar el trono de Tebas, provocando así una guerra que termina con la muerte de ambos. Entonces el rey Creonte queda a cargo negándole el entierro a Polínice en respuesta a la traición cometida al haber atacado a su hermano.



Pero Antígona prefiere obedecer a la ley divina y no la de su tío (El rey Creonte), por lo que se empeña en dar sepultura al cadáver de Polínice, pide ayuda a su hermana Ísmene quien se niega pero asegura que guardará silencio.

Luego de haber enterrado a su hermano, el Rey la condena a muerte por su desacato y ésta muy digna la acepta, aún cuando en los últimos momentos pierde su altivez. Se declara que morirá enterrada en vida, pues se le pondrá dentro de una cueva con la comida suficiente para que espíe sus culpas y finalmente muera sola.

Hemón, hijo de Creonte y prometido de Antígona, se entera de dicha condena y apresurado corre a salvarla pero al llegar la encuentra colgada ya que ella misma se había suicidado y él decide darse muerte con su espada.

Por último, Creonte llega a dicha cueva, ve a su hijo y sobrina muertos, su esposa se entera de ésto y se suicida.

El trágico destino de Edipo Rey

Edipo era un rey mítico de Tebas, hijo de Layo y Yocasta que, sin saberlo, mató a su propio padre y desposó a su madre.


Al llegar a la adolescencia, Edipo, por habladurías de sus compañeros de juegos, sospechó que no era hijo de sus pretendidos padres. Para salir de dudas visitó el Oráculo de Delfos, que le auguró que mataría a su padre y luego desposaría a su madre. Edipo, creyendo que sus padres eran quienes lo habían criado, decidió no regresar nunca a Corinto para huir de su destino. Emprende un viaje y, en el camino hacia Tebas, Edipo encuentra a Layo en una encrucijada, discuten por la preferencia de paso y lo mata sin saber que era el rey de Tebas, y su propio padre. Más tarde Edipo encuentra a la esfinge, un monstruo que daba muerte a todo aquel que no pudiera adivinar sus acertijos, atormentando al reino de Tebas. A la pregunta de «¿cuál es el ser vivo que camina a cuatro patas al alba, con dos al mediodía y con tres al atardecer?», Edipo respondió correctamente que es el hombre, La explicación consiste en esto: La mañana, la tarde y la noche traducen las etapas de la vida. El día o comienzo de la vida muestra al bebe gateando en cuatro pies o patas, la tarde o mitad de la vida es la adultez del ser humano caminando en dos pies y la noche o final de la vida muestra al anciano con un bastón o sea en tres pies. Había también otro acertijo: «Son dos hermanas, una de las cuales engendra a la otra y, a su vez, es engendrada por la primera». Edipo contestó: el día y la noche. Furiosa, la Esfinge se suicida lanzándose al vacío y Edipo es nombrado el salvador de Tebas. Como premio, Edipo es nombrado rey y se casa con la viuda de Layo, Yocasta, su verdadera madre. Tendrá con ella cuatro hijos: Polinices, Eteocles, Ismena y Antígona y los dos hermanos se enfrentarían más tarde entre ellos a muerte por el trono tebano.

Al poco, una terrible plaga cae sobre la ciudad (la peste), ya que el asesino de Layo no ha pagado por su crimen y contamina con su presencia a toda la ciudad.

Edipo emprende las averiguaciones para descubrir el culpable, y gracias a Tiresias descubre que en realidad es hijo de Yocasta y Layo y que es él mismo el asesino que anda buscando. Al saber Yocasta que Edipo era en realidad su hijo, se da muerte, colgándose en el palacio. Horrorizado, Edipo se quita los ojos con los broches del vestido de Yocasta en señal de la ceguera que siente por no haber visto la realidad antes y ordena a Creonte, que lo expulse de la ciudad. Sólo su hija y hermana Antígona le guía por donde tiene que caminar. La obra concluye con el coro, que advierte a los espectadores: "Que a nadie se le tenga por dichoso hasta que muera...".

El linaje de Lábdaco

Lábdaco había heredado el trono de Cadmo, pero su descendencia pronto perdería el favor divino. A su muerte, al ser su hijo Layo demasiado joven, el reinado recayó en un héroe des cendiente también de Cadmo, quien fue asesinado por Zeto y Anfión, apoderándose así del poder.

Layo huyó entonces hasta las tierras de Pélope. Allí se enamoró del joven Crisipo, hijo de Pélope, (para muchos comentaristas esta es la razón del nombre de Layo, que en griego significa "el torcido o cojo", pues pasaría por ser el introductor mitológico de la homosexualidad). Dominado por la pasión, lo raptó y se unió a él, con lo que atrajo sobre sí y sobre las generaciones futuras la maldición de Pélope.
Cuando los usurpadores desaparecieron a su vez, Layo fue llamado por los tebanos a ocupar el trono. Pero en adelante todos los intentos de evitar que el oráculo se cumpla resultarán inútiles. Layo, acudió al oráculo de Delfos a consultar a la pitonisa sobre su destino. La divinidad le aconsejó entonces que evitara tener hijos, pues si llegaba a tener alguno, éste le mataría a él, su padre, y se casaría con su esposa, y madre del hijo. Pero Layo y su esposa Yocasta engendraron un niño al que, nada más nacer, entregaron a un criado para que lo abandonase a las fieras en el monte Citerón (antes le habían taladrado un pie con un clavo; de ahí le viene el nombre, pues en griego "Edipo" significa "pie hinchado"). Sin embargo, el criado se apiadó del pequeño y se lo entregó a un pastor que andaba por allí para que se lo llevase lejos. Éste así lo hizo y llevó al niño a tierras de Corinto, su propio país, donde lo entregó a los reyes Pólibo y Mérope, que, como no tenían descendencia, lo acogieron como hijo propio.

Creció Edipo como un príncipe de noble estirpe, hasta que ya adolescente, tras oír rumores, fue a consultar el oráculo de Apolo, quien le comunicó que mataría a su padre y se casaría con su madre. El joven Edipo, aterrorizado, decidió no regresar a Corinto. Al salir de Delfos, en una encrucijada de la montaña, se topó con un coche de caballos; al no querer ceder el paso, se produjo un altercado en el que perdieron la vida todos menos uno. El dueño del carro resultó ser Layo, el rey de Tebas. Precisamente a Tebas se dirigió luego Edipo. La ciudad estaba aterrorizada por un terrible monstruo que la asolaba. La esfinge (monstruo con cabeza de mujer, cuerpo de león y alas) que proponía enigmas y devoraba a los que eran incapaces de resolverlos; también salió al encuentro de Edipo y le propuso el enigma del animal que por la mañana camina a cuatro patas, con dos a mediodía y tres en la tarde; Edipo resolvió el enigma contestando "el hombre"; la esfinge se suicidó y el joven entró en la ciudad como un héroe salvador. Como reconocimiento a su proeza los tebanos, que se habían quedado recientemente sin rey, lo elevaron al trono y le dieron en matrimonio a la reina viuda Yocasta (precisamente el nombre de Yocasta significa en griego "la que sobresale por su hijo").

Ambos tendrán descendencia a la vez que los asuntos de la ciudad prosperan hasta que un día la ciudad se levanta en medio de una tenaz peste que amenaza con destruir a todos sus habitantes.



Layo y Yocasta

El rey Layo de Tebas era un héroe divino y un personaje clave en el mito de la fundación de Tebas. Hijo de Lábdaco, fue criado por el regente Lico, su tío abuelo, después de la muerte de su padre. Cuando se hizo mayor intentó ocupar el trono, pero sus primos Anfión y Zeto usurparon el poder. Layo fue expulsado de Tebas y el rey Pélope de Pisa, un reino vecino, le dio asilo.

Yocasta, en la mitología griega, era reina de Tebas. Hija de Meneceo y hermana de Hipónome y Creonte . Para la tradición más antigua, su nombre era Epicasta . Se alude a ella en numerosas fuentes pero aparece como personaje especialmente importante de la tragedia de Sófocles Edipo Rey.

Siendo aún niña se casó con Layo, rey de Tebas, del cual tuvo un hijo.

Un oráculo anunció a Layo que su propio hijo lo mataría, por eso éste mandó matar a su hijo y echarlo a las fieras, pero Yocasta no llevó a cabo la orden de su marido. El Rey de Corinto acogió al hijo de Layo y lo crió como si fuera su propio hijo. Le llamó Edipo. Más tarde, Edipo abandonó Corinto para dirigirse a Tebas y en un incidente en el camino, mató a su verdadero padre, Layo.

Después de que Edipo hubiera derrotado a la Esfinge que asolaba Tebas, la viuda Yocasta se casó con él, que desconocía su verdadero origen, y tuvieron varios hijos: Polinices, Eteocles, Ismene y Antígona. Sin embargo, según algunos autores, los cuatro hijos de Edipo proceden de un posterior matrimonio de Edipo, con Eurigania

Más tarde, Yocasta supo que su marido era en realidad su hijo. Por ello se suicidó. En otras versiones (Las fenicias de Eurípides), su suicidio se produjo después de que sus hijos Eteocles y Polinices se mataran el uno al otro.

Esta leyenda dio origen a una de las tragedias griegas más conocidas, la cual, a su vez, da origen a la denominación Complejo de Edipo que se utiliza en psicología.

lunes, 28 de marzo de 2011

El regreso de Heracles

Cuando parte de Ítaca rumbo a la guerra de Troya, Ulises deja a su esposa Penélope y a su hijo recién nacido, Telémaco. En la guerra pasa 10 años. Y transcurren otros 10 años hasta que el héroe consigue volver a su casa, ya que ha despertado las iras del dios del mar, Poseidón, que usa su poder para causarle naufragios y todo tipo de desdichas. Tras 20 años, y gracias a la ayuda de la diosa que le protege, Atenea, Ulises por fin llega a Ítaca.


La espera de Penélope

Pero en esos 20 años el reino también ha sufrido algunas desventuras. Durante la guerra de Troya, Penélope espera paciente a su marido. Pero pasan los años y los héroes que sobreviven regresan… todos, menos Ulises. Corre el rumor de que ha muerto y, dado que en aquella época las travesías marítimas eran muy peligrosas, el rumor es muy creíble. Telémaco, ya un adolescente, viaja a Esparta a hablar con Menelao y Helena y buscar noticias sobre su padre.

Poco a poco llegan a la casa de Penélope los pretendientes a su mano (y también al trono), que abusan de la hospitalidad de Penélope y esperan a que elija de entre ellos al futuro rey de Ítaca.


domingo, 27 de marzo de 2011

Muerte y apoteosis

Más tarde, Heracles mató accidentalmente a Éunomo, un joven servi­dor de su suegro y tuvo que partir nuevamente al exilio. En el camino fue con Deyanira al r
ío Eveno, entonces en plena creciente, y allí el centauro Neso, alegando que era el barquero autorizado por los dioses y­ que lo habían elegido a causa de su rectitud, se ofreció, por una pequeña retribución, a trasportar a Deyanira sin que se mojara a través del río mientras Heracles nadaba.
­ ­ ­ ­

Heracles accedió, pagó a Neso el precio, arrojó su clava y su arco al otr­o­ lado del río y se sumergió en él. Pero Neso, en vez de cumplir lo prometido, echó a correr en la dirección opuesta con­ Deyanira en los brazos; luego la arrojó a tierra y trató de violarla. Ella gritó pidiendo ayuda a Heracles, que se apresuró a recoger su arco, apuntó cuidadosamente y le atraveso a Neso el pecho desde casi un kilómetro de distancia.

Al arrancarse la flecha, Neso le dijo a Deyanira: “Si mezclas el semen que he derramado en la tierra con la sangre d
e mi herida, le añades aceite de oliva y untas secretamente la camisa de Heracles con la mezcla, no volverás a tener motivos para quejarte de su infidelidad”. Deyanira se apresuró a recoger los ingredientes en un tarro, que luego cerró y guardó sin decir nada a Heracles.

[otra versión]




Una vez instalado en Traquis, Heracles se apoderó de la hija del rey Éurito y Deyanira, celosa, le ofreció la túnica para los sacrificios y, a escondidas abrió el tarro, empapó un pedazo de lana en la mezcla y frotó con él la camisa. Nada más cubrirse con ella, el héroe fue atacado por el virulento que impregnaba la prenda y, devorado por atroces dolores, intentó arrancarsela pero se le había pegado de tal modo que salía la carne con ella y dejaba los huesos al descubierto. Su sangre silbaba y burbujeaba como el agua de manantial cuando se templa el metal candente Se arrojó de cabeza en la corriente más próxima, pero el veneno le quemaba todavía más; y desde entonces las aguas escaldan y se las llama Termópilas, que quiere decir "pasaje caliente". Desesperado, ordenó que levantasen una pira en el monte Eta y se lanzó a las llamas. Deyanira, abrumada por los remordimientos y desesperada por haberlo perdido, se ahorcó veneno. De esta manera se reveló la profecía de Zeus , de que "ningún hombre vivo podrá matar nunca a Heracles; un enemigo muerto será su ruina". Zeus ordenó que el héroe fuera sacado de las llamas y le condujo al Olimpo , donde le concedió la inmortalidad.

Ahora bien, Zeus había destinado a Heracles para que fuera uno de los Doce Olímpicos, pero estaba poco dispuestos a expulsar a alguno de los otros dioses para hacerle lugar. En consecuencia, convenció a Hera para que adoptara a Heracles mediante una ceremonia de renacimiento: a saber, acostándose, simulando que estaba de parto y sacándolo luego de debajo de su túnica.
En adelante Hera consideró a Heracles como hijo suyo y fue al que más amó después de Zeus. Todos los inmortales lo acogieron de buen grado y Hera le casó con su bella hija Hebe, diosa de la juventud con la que tuvo a Alexiares y Aniceto.

Y de esto, proviene el término "Apoteosis" , que viene del griego, de la palabra dios y de una proposición y significa conversión de un héroe a dios, aunque ahora tenga otras acepciones más utilizadas.

El mito de Selene


En la mitología griega, Selene es la personificación de la Luna. Es hija de los titanes Hiperión y Tía, y hermana de Helios, el Sol, y de Eos, la Aurora. Se la representaba como una mujer joven y hermosa, que recorría el cielo en un carruaje de plata tirado por dos caballos.

Se le conocen muchos amores. De Zeus tuvo una hija, Pandia. En Arcadia fue amante del dios Pan, quien le había obsequiado una manada de bueyes blancos.

Sin embargo, su historia más conocida es la que comparte con Endimión, pastor de Caria. Una noche de verano, luego de cuidar sus rebaños, Endimión se refugió en una gruta en el monte Latmos para descansar. La noche era clara, y en el cielo Selene paseaba en su carruaje. La luz de la luna entró en la cueva, y así Selene pudo ver al joven dormido. Desde el momento en que la diosa lo miró se enamoró de él.

Descendió entonces del Cielo, y Endimión fue despertado por el roce de los labios de Selene sobre los suyos. Toda la caverna estaba iluminada por la luz plateada de la Luna. Ante él vió a la diosa brillante, y entre los dos nació una gran pasión.

Selene subió después al Olimpo, y rogó a Zeus que le concediera a su amado la realización de un deseo, y el Señor del Olimpo aceptó. Endimión, luego de meditarlo, pidió el don de la eterna juventud, y poder dormir en un sueño perpetuo, del que sólo despertaría para recibir a Selene. Zeus le concedió su petición.

Desde entonces, Selene visita a su amante dormido en la caverna del monte. De este amor nacieron cincuenta hijas, y en varias versiones también, hijo de Selene y de Endimión fue Naxo, el héroe de la isla de Naxos.

Orfeo: mito y pintura

https://docs.google.com/document/d/1KzDqbi7RhaE_bygJ-IzKUj3B5FBfqFKmpvKBb4itU6g/edit?hl=es

Perséfone


Perséfone es hija de Zeus y Deméter (hija de Cronos y Rea, hermana de Zeus, y diosa de la fertilidad y el trigo). Su tío Hades (hermano de Zeus y dios de los Infiernos), se enamoró de ella y un día la raptó.

La joven se encontraba recogiendo flores en compañía de sus amigas las ninfas y hermanas de padre, Atenea y Artemisa, y en el momento en que va a tomar un lirio, (según otras versiones un narciso), la tierra se abre y por la grieta Hades la toma y se la lleva.

De esta manera, Perséfone se convirtió en la diosa de los Infiernos. Aparentemente, el rapto se realizó con la cómplice ayuda de Zeus, pero en la ausencia de Deméter, por lo que ésta inició unos largos y tristes viajes en busca de su adorada hija, durante los cuales la tierra se volvió estéril.

Al tiempo, Zeus se arrepintió y ordenó a Hades que devolviera a Perséfone, pero esto ya no era posible pues la muchacha había comido un grano de granada, mientras estuvo en el Infierno, no se sabe si por voluntad propia o tentada por Hades. El problema era que un bocado de cualquier producto del Tártaro implicaba quedar encadenado a él para siempre.

Para suavizar la situación, Zeus dispuso que Perséfone pasara parte del año en los confines de la Tierra, junto a Hades, y la otra parte sobre la tierra con su madre, mientras Deméter prometiera cumplir su función germinadora y volviera al Olimpo.

Perséfone es conocida como Proserpina por los latinos.

La leyenda cuenta que el origen de la Primavera radica precisamente en este rapto, pues cuando Perséfone es llevada a los Infiernos, las flores se entristecieron y murieron, pero cuando regresa, las flores renacen por la alegría que les causa el retorno de la joven. Como la presencia de Perséfone en la tierra se vuelve cíclica, así el nacimiento de las flores también lo hace.

Por otra parte, durante el tiempo en que Perséfone se mantiene alejada de su madre, Deméter y confinada a el Tártaro, o mundo subterráneo, como la esposa de Hades, la tierra se vuelve estéril y sobreviene la triste estación del Invierno.

Palas Atenea


Palas Atenea es la diosa de la sabiduría y se le conoce en la mitología latina como Minerva.

Sus padres son Zeus y Metis. Ésta estaba ambarazada, cuando Zeus se la comió aconsejado por Gea y Urano, pues le habían indicado que su segundo hijo sería varón y lo destronaría.

Pero, Zeus quería tener a su hija, por lo que le pide a Hefesto (el divino cojo, dios del fuego) que le abra la cabeza, de donde nació la joven Atenea totalmente armada.

Así, esta diosa se caracteriza por ser guerrera. Mató a los gigantes Palante y Encélado. Siempre apoyó a los aqueos, en oposición a los troyanos, ya que uno de ellos Paris, quien se había negado a considerarla la diosa más hermosa, y había elegido a Afrodita.

Entre sus protegidos se cuentan héroes como Heracles (Hércules), Odiseo (Ulises), y Aquiles. Además, por ser también diosa de la actividad inteligente protege a las tejedoras, hilanderas, y bordadoras. Y es también identificada como diosa de las artes, de la literatura y de la filosofía.

Sus atributos más conocidos son la lanza, el casco y la égida. Su escudo llevaba empotrada la cabeza de Medusa, la Gorgona; que tornaba en piedra todo lo que mirara. Su animal favorito era la lechuza, debido a que es un símbolo de sabiduría y razón, y la planta favorita era el olivo.

El nombre Palas, es un nombre ritual que se le agrega por la diosa antigua que supuestamente la crió, la cual se llamaba Palas. Atenea la mató accidentalmente y para enmendar el error construyó una estatua llamada Palaidos, que fue una divinidad adorada por los Troyanos.

Atenea no se relacionó con hombre o dios conocido, y se mantuvo virgen. Sin embargo, tuvo un hijo, lo que ocurrió de la siguiente forma. La diosa visitó a Hefesto, para procurarse armas. Hefesto estaba despechado porque Afrodita lo había abandonado por Ares, y cuando vio a Atenea se enamoró de ella y quiso hacerla suya.

La diosa huyó, sin embargo Hefesto le dio alcance y la cogió en sus brazos. Atenea se resistio y no permitió que él la poseyera, pero el dios con un deseo y una pasión incontrolables, mojó la pierna de Atenea con su semen. Ella asqueada se limpió y tiró la toalla al suelo. La tierra fecundada dio a luz a Erictonio a quien Atenea crió y educó como su propio y único hijo.

Leto (mitos maternales)


Leto es la madre de Apolo y Artemisa (de Zeus). Ella es de la primera generación divina, hija de Ceo y Febe, ambos titanes.

Cuando Leto quedó embarazada, Hera -esposa de Zeus- sintió celos de ella y para castigarla prohibió que Leto pudiera dar a luz en cualquier parte de la Tierra. Como consecuencia, Leto andaba errante, buscando un lugar que estuviera fuera de la cólera de Hera para tener a sus hijos.

Según unas versiones, después de mucho andar, Leto encontró asilo en una pequeña isla desierta conocida como Ortigia entre los dioses donde pudo tener a sus dos hijos. Apolo dios del sol y de la luz y Artemisa, la diosa virgen de la cacería, nacieron en esta isla perdida, y por eso cambió sus nombre a Delos, la brillante, y además fue recompensada por los dioses, quienes le otorgaron cuatro columnas bajo ella para que siempre estuviera firme.

De acuerdo con otras interpretaciones, la maldición de Hera fue que Leto no podía parir en ningún lugar donde llegaran los rayos del sol. Ante esto, Zeus ordenó a Bóreas que llevara a Leto ante Poseidón (dios del mar), quien fabricó una bóveda con las olas del mar por encima de la isla, y así al reguardo del Astro Rey, Leto pudo tener sus hijos.

Leto tuvo que sufrir los dolores de parto durante nueve días y nueve noches, ya que si bien todas las diosas llegaron para asistirla en la empresa, Hera y Ilitía, quien era la diosa de los alumbramientos, se habían quedado en el Olimpo. Al cabo de los nueve días, todas las divinidades llamaron a Ilitía, con la condición de que si iva le regalaban un collar de oro y ámbar de nueve codos de longitud. Ante esto, Ilitía no se negó y los divinos niños nacieron.

Pero la ira de Hera era inagotable e incanzable, por lo que Leto se vio obligada a huir a la tierra de los Hiperbóreos, su residencia más común, transformada en loba. Es debido a esto que Apolo recibía el epíteto de Licógenes que quiere decir hijo de lobo.

Las Harpías


Las Harpías, también conocidas como Raptoras son hijas de Taumante (hijo de Gea, la Tierra y Ponto, el Mar) y la océanide Electra (compañera de Perséfone, hija de Océano y Tetis), y pertenecen a la generación divina preolímpica.

Estos genios alados suelen ser dos: Aelo, también llamada Nicótoe, y Ocípete. A veces se incluye una tercera, Celeno. Sus nombres corresponden a su naturaleza, pues el primer nombre significa Borrasca, el segundo Vuela-rápido y el tercero Oscura, es decir como una nube tormentosa.

Su representación más común es de mujeres aladas o aves con cabeza femenina y garras afiladas. Se piensa que vivían en las islas Estrofíades, en el mar Egeo. Pero, el poeta Virgilio las situó en las puertas de los Infiernos con los demás monstruos.

Las Harpías raptan niños y almas. Era costumbre utilizar su imagen sobre las tumbas simulando el rapto del alma.

Su leyenda más conocida es la del rey Fineo. Cuentan que sobre él pesaba la maldición de que todo lo que tenía enfrente se lo arrebataban las Harpías, en especial los alimentos. Todo aquello que no se pudieran llevar lo ensuciaban con sus excrementos. Cuando los Argonautas llegaron, el rey les pidió que lo liberaran de las Harpías. Así Zetes y Calais las persiguieron hasta que las obligaron a huir volando.

Por su parte, el Destino quería que ellas murieran a manos de los hijos de Bóreas (el Viento Norte), quienes iban con los Argonautas, y si no las alcanzaban, los que debían morir eran ellos. Durante la persecución, la primera cayó en el río del Peloponeso, que se siguió llamando Harpis, y la segunda logró llegar a las islas Equínades, que se llamaron desde entonces, Estrofíades o Islas del Regreso. Pero Hermes (el mensajero de los dioses) acudió en su ayuda y prohibió la muerte de las Harpías, pues eran servidoras de Zeus.

A cambio del perdón que recibieron, ellas prometieron dejar en paz al rey Fineo y se escondieron en una caverna en Creta. Según otra versión, los hijos de Bóreas habían muerto persiguiendo a las Harpías. Además las Harpías aparecen en diversos mitos o leyendas, que cuentan siempre cómo se robaban a los niños o a las jovenes.

Se decía que de la unión de ellas con el dios-viento Céfiro, engendraron a varios caballos: Janto y Balio, los dos caballos divinos de Aquiles (el héroe de Troya) que eran tan rápidos como el viento; y Flógeo y Hárpago, caballos de los Dioscuros (Cástor y Pólux, gemelos divinos).

El mito de Fedra


Fedra es hija de Minos (rey de Creta) y Pacifae (hija de Helio, madre del minotauro), y hermana de Ariadna (ayuda a Teseo a matar el minotauro).

Deucalión (hermano de Fedra y rey de Creta) decide que su hermana contraerá matrimonio con Teseo (rey de Atenas), quien según algunas versiones ya estaba casado con una amazona (Antíope, Hipólita), a quien aparentemente había raptado. El día de la boda entre Teseo y Fedra se produjo una guerra con las amazonas, y éstas perdieron.

El motivo de la guerra varía según la versión, pues hay quienes creen que la guerra era producto del rescate que las amazonas iban a hacer de Hipolita, secuestrada vilmente por Teseo. Otros opinan que más bien ellas atacaban para resarcir a Hipólita, quien había sido repudiada por Teseo al casarse con Fedra.

El ataque ocurre el mismo día de la boda entre Fedra y Teseo, y Hipólita muere. Según algunos lucha contra las amazonas y sólo al morir ella Teseo decide casarse con Fedra, y para otros, los atenienses logran defender a su rey y matar a Hipólita. Incluso, hay quienes siguen una tradición oscura que indica como Teseo mismo inmolaba a Hipólita para cumplir con un oráculo.

Hipólita y Teseo habían tenido un hijo llamado Hipólito. El joven era hermoso y casto y Fedra sin poder vitarlo se enamoró de él perdidamente. Hipólito debido a su castidad y al respeto por su padre rechaza a Fedra, pues una relación entre ellos habría sido incestuosa, ya que ella era la esposa de su padre y él habría tenido que profanar el lecho paterno.

Fedra entonces empieza a preocuparse porque Teseo, su esposo nunca se llegue a enterar de su secreto amor y cree que Hipólito es capaz de contarle en un acto de fidelidad y honestidad. Para evitarlo y así conservar su honra, Fedra hace creer a Teseo que Hipolito había tratado de ultrajarla.

El padre llevado por la cólera, manda a desterrar a su hijo y pide a Poseidón su muerte. Hipólito cumple los designios de Poseidón y muere arrastrado por sus caballos.

Entonces Fedra, abrumada por la culpa decide suicidarse y se ahorca. El gran trágico Eurípides se encargó de mostrar dos versiones de esta tragedia de la que se conserva una y es la fuente más conocida para el mito. De acuerdo con eata tragedia, Fedra se quita la vida antes de que Hipolito muera dejándo una carta que evidenciaba supuestamente la culpa de Hipolito, ante lo cual el padre xige castigo y luego el joven muere perdonandoa su padre, quien al final descubre la verdad.

La Iliada obra completa.

en esta web encontraras la obra completa de la Iliada.

La ninfa Eco y Narciso


Eco es una de las ninfas del bosque, y es la que da origen al sonido que conocemos como eco.

Eco es protagonista de varias leyendas. Por ejemplo, existe una en la que aparece como la amada de Pan (dios de pastores y rebaños), pero ella no corresponde a ese amor sino que sufre por el desprecio de un fauno al que ama de verdad. Pan, movido por los celos decide vengarse, y hace que ella se desgarre por unos pastores. Su llanto se relaciona con el eco.

La diosa Hera había castigado a Eco, y le impedía hablar. La ninfa solo podía repetir la última palabra que pronunciara su interlucotor. Esto se debió a que Eco cubría a Zeus sus infelidades hacia Hera, y la entretenía con elocuentes conversaciones, mientras el dios de dioses se divertía con sus amantes.

En la versión más conocida del mito de Eco, ella se enamora perdidamente de Narciso de quien el adivino Tiresias predijo, en su nacimiento, que tendría un larga vida si no se contemplaba a sí mismo. Este joven era muy hermoso pero despreciaba el amor de todos.

La pobre ninfa no fue la excepción y Narciso despreció su corazón cuando la vio en el bosque y ella no fue capaz de responderle más que sus propias palabras. Entonces, ella desolada, ofendida se encerró en un lugar solitario y allí dejó de comer y de cuidarse. Así se fue consumiendo poco a poco, y el dolor la fue absorbiendo hasta que desapareció y se desintegró en el aire, quedando sólo su voz que repetía las últimas palabras de cualquiera. Esta voz es lo que llamamos eco.

Debido a esto los dioses se molestaron y todas las demás mujeres rechazadas oraron a los dioses por venganza. Némesis (la venganza) las escuchó e hizo que Narciso contemplara su propia imagen. Cuando el joven lo hizo, se enamoró de su propia belleza y ya no le importó nada más que su imagen.

Se quedó contemplándose en el estanque y se dejó morir, totalmente indiferente al resto del mundo. Dicen que aún en el Estigio (el mar de la tierra de los muertos), Narciso continúa admirándose.

En el lugar en que Narciso murió, nació la flor homónima.

La literatura romana.

El mundo griego nos ha legado las grandes ideas universales y las bases fundamentales de nuestro pensamiento, mientras que, siglos después, Roma las extendió por un inmenso territorio que abarcaba todo el Mediterráneo y se ha dado en llamar el “Imperio”. Y nuestro actual mundo occidental, en buena parte, está formado por la tradición romana: su manera de entender la vida (las costumbres, el Derecho, el Cristianismo) y, sobre todo, su idioma, el latín, lengua madre de nuestro romances medievales y, por tanto, de nuestra lengua castellana. Todos son elementos primordiales para entender nuestro presente más inmediato.

Los romanos, por lo general, fueron escasamente originales en cuanto al arte puesto que, tras la conquista definitiva de Grecia en el siglo II a.C., y casi completado uno de los mayores imperios que ha visto la Historia, se afanaron ante todo en “imitar”, adaptar y, en lo posible, superar, el modelo cultural heleno que consideraban único. Así pues, nos encontraremos con una literatura “de asimilación”, de semejanzas (en el teatro, la lírica y la filosofía) pero también de cierta renovación (en la prosa sobre todo) que se desarrolló con particular brillantez entre los siglos I a.C. y I d.C., la llamada “época clásica” o “época de oro” de la literatura latina. 

1. El teatro de Plauto

Vivió nuestro primer autor los tiempos de la segunda gran guerra entre las entonces potencias políticas y militares del Mediterráneo, Roma y Cartago, las llamadas “Guerras Púnicas”, a caballo de los siglos III y II a.C.
Plauto fue un hombre de condición humilde que dedicó casi toda su vida a la comedia, género teatral preferido por el burlón carácter romano en lugar de la tragedia, y para ello tomaba como ejemplo argumentos, ambientes y personajes de tipo griego.
Eran tiempos de un teatro incipiente, con un público socialmente variado y de escasa cultura que se reunía en graderíos provisionales de madera, dispuesto, sobre todo, a pasar un buen rato, participando en un espectáculo (“ludus”) muy entretenido. Por esta razón, porque daba al público lo que éste más pedía, Plauto tuvo un gran éxito en su tiempo, escribiendo y representando un teatro ágil, muy divertido, repleto de sucesos rápidos, equívocos, juegos de palabras, bromas, con un lenguaje coloquial cotidiano y acompañado de música.

De sus comedias han salido los más variados enredos protagonizados por viejos avaros (Euclio, por ejemplo, temeroso de que le roben una olla llena de dinero en Aulularia), esclavos inteligentes y avispados, jovencitos enamorados cuya relación es obstaculizada por alcahuetes y padres severos; parásitos sociales, traficantes de hombres y, como paradigma de sus más conocidos personajes, el Miles gloriosus o soldado fanfarrón. Todos y cada uno de ellos han tenido su reflejo y pervivencia en obras y autores de todos los tiempos como Shakespeare, Lope de Vega o Molière.

2. El final de la República: Julio César y Cicerón

En el siglo I a.C. se producen en Roma convulsiones políticas y sociales, incluso guerras civiles que van a liquidar el modelo institucional de siglos: la República de los magistrados y Senado. El sistema de gobierno que dio a Roma la primera grandeza se va resquebrajando sin remisión, y será esta época de crisis la que produzca dos de los nombres más ilustres del mundo antiguo: Julio César y Cicerón.

Julio César

Cayo Julio César fue un político y militar de familia patricia que alcanzó enorme importancia en su tiempo, y ha llegado hasta nuestros tiempos como una leyenda. Tras ocupar todos los cargos de la carrera política romana (desde la cuestura hasta el consulado del “cursus honorum”), llegó a la Galia como Procónsul con el objeto de conquistarla para Roma. Finalizadas sus campañas, después de diez años, regresó a Roma, inició una guerra civil contra su gran rival Pompeyo, y terminó con el sistema republicano, imponiendo un gobierno personal que sería el germen de los futuros regímenes de los “emperadores”. Finalmente murió asesinado en los “idus de marzo” del año 44 a.C. por la mano de nostálgicos republicanos que le consideraron un traidor y usurpador de los tradicionales poderes.

Además de su genio y talante, nos han quedado de César dos documentos de excepcional interés y calidad, que han servido como paradigma de la lengua latina durante siglos. En primer lugar, sus Comentarios sobre la Guerra de las Galias, una obra modélica que escribió como testimonio de sus batallas y victorias en su tierra proconsular, con afán de objetividad pero enalteciéndose a sí mismo con orgullo, en forma de “informes” que justificaran sus acciones ante los ojos del poderoso Senado de Roma. Entre sus páginas nos encontramos decenas de luchas con los más diversos pueblos de la Galia, Bélgica, Britania y Germania, descripciones de las costumbres de éstos (los druidas, por ejemplo) o los enfrentamientos casi épicos con poderosos jefes enemigos (entre otros destacamos al germano Ariovisto y al más conocido Vercingetorix, rey de los Arvernos).
La segunda de sus obras trata de sus impresiones y apuntes sobre la Guerra Civil contra el bando pompeyano.

Cicerón

Marco Tulio Cicerón es conocido en la Historia como “el orador por excelencia”, siendo considerado entonces este oficio público, tan romano en sus orígenes, como el de político y abogado. Compartió los peligrosos tiempos de César siendo, además, su rival ideológico y político.

Cicerón es autor de diferentes géneros y personifica también un modelo clásico de la consistencia y precisión de la lengua latina. De sus obras destacamos las filosóficas (con títulos como De Republica y De Legibus) y, sobre todo, los discursos de diferentes causas judiciales: las Catilinarias contra el revolucionario Catilina, que intentó por la fuerza obtener el poder cuando Cicerón era cónsul de Roma, o las Filípicas, violentos ataques contra Marco Antonio, heredero de la memoria de Julio César, que acabaron costándole la vida.

3. El comienzo del Imperio: Virgilio, Horacio y Ovidio.

Muerto Julio César, su sobrino y nieto adoptivo Octavio Augusto se convertirá en el creador de la primera dinastía imperial romana bajo el título de "princeps". Tras una etapa de enfrentamientos y nuevas guerras civiles, además de conflictos en las provincias (los belicosos cántabros y astures, por ejemplo) se inaugura a finales del I a.C. en Roma lo que habrá de conocerse con el nombre de "pax romana", un largo período de tranquilidad política, de paz, que se reflejará en el testimonio de muchos artistas en honor de su "príncipe". Escritores, escultores, arquitectos, etc. que comparten todos ellos una ideología común: recuperar los tradicionales valores que hicieron de Roma una potencia.
Es también aquel tiempo el de Mecenas, amigo del emperador y protector de los literatos.

Virgilio

Publio Virgilio Marón es el creador de la obra más representativa e importante de la literatura latina, el poema épico titulado la Eneida. Constituido por 12 libros (o capítulos), que se estructuran en dos partes diferenciadas: la primera de ellas (libros 1 a 6) semeja la Odisea pues narra el viaje de Eneas, el protagonista, mientras que la segunda (libros 7 a 12) se parece a la Ilíada al contarnos repetidos sucesos bélicos.

En la Eneida se cuentan las peripecias del príncipe troyano Eneas, que logra escapar de la ciudad desolada por los griegos, acompañado por parte de su familia y algunos compañeros, con el Destino de dirigirse hasta las tierras italianas y fundar allí un nuevo linaje, del cual surgirán luego los romanos. Entre los episodios más relevantes de la primera parte destacan especialmente dos: su relación amorosa y trágica con Dido, la reina de Cartago, y la visita de Eneas a la Sibila de Cumas, que le conduce hasta la entrada de los infiernos, en los que podrá ver a su fallecido padre y a los hombres que serán ilustres en la futura Roma. En la segunda parte, una vez llegado al Tíber, salvando los peligros y obstáculos que algunos dioses (la rencorosa Juno especialmente) le provocan, conocerá al rey Latino y luchará contra Turno, monarca de los Rútulos; hasta casarse, por último, con la princesa Lavinia.

La Eneida es un poema de batallas y héroes, escrito en honor del "princeps" Augusto, el gran reformador y pacificador de Roma, a cuya gloria se narran los acontecimientos protagonizados por Eneas, hijo de la diosa Venus. Y Eneas tendrá un hijo, Julo-Ascanio, del que surgirá la "gens Iulia" de donde decían proceder César y su heredero Octavio.
Otras obras del prestigioso poeta son las Bucólicas (poemas de tipo pastoril) y las Geórgicas, un tratado didáctico en verso sobre el trabajo del campo.

Horacio

El poeta nacido en Venusia fue otro de los protegidos por Mecenas, que le proporcionó una confortable villa en las colinas Sabinas en la que pudo escribir con todo su talento a favor del Emperador.

Su poesía es la manifestación de una perfección formal sin precedentes y expresión de una forma de vida anclada en el sosiego, la reflexión y la comodidad. De Horacio destacamos dos títulos:
-  Las Odas, un ejemplo de belleza de la palabra tanto para escolares como para hombres cultos de todos los tiempos. Bajo la influencia de poetas griegos como Safo, Alceo o Píndaro, trata Horacio temas personales y cotidianos, sus experiencias vitales, sus viajes, la relación con sus amigos, los escarceos amorosos, las delicias del campo, del vino, etc., junto con otros de mayor trascendencia pública. En las Odas se muestra como un profundo conocedor de la "naturaleza humana", fruto de una profunda preocupación sobre la condición del hombre.
-  La Epístola a los Pisones, conocida luego en la tradición literaria como Ars Poetica. Siguiendo el proceder de Aristóteles en su "Poética", Horacio proporciona algunos consejos sobre la conducta del escritor, disposiciones en torno al teatro o sobre los estilos artísticos, que han tenido mucha influencia en las literaturas europeas.

De Horacio guardamos también la expresión literaria de algunos de los llamados "tópicos" o lugares comunes de la literatura en la Edad Media y el Renacimiento-Humanismo, expresiones poéticas que se han convertido en universales: el "carpe diem"  (incitación a aprovechar el momento presente ante la fugacidad de la vida) y el "beatus ille" (la exaltación de la vida retirada y tranquila, frente a las angustias y peligros de la corte, la ciudad).

Ovidio

Poeta nacido en Sulmona que, tras ejercer unos pequeños cargos políticos, se dedicó por entero a la poesía, acabando sus días con un triste final de exilio en la localidad de Tomis (Mar Negro), por orden del mismísimo Octavio. Quizás fue culpable de alguna acción privada deshonrosa o, simplemente, fue castigado por sus atrevidas propuestas morales, muy alejadas de las que el "princeps" intentaba inculcar a sus ciudadanos. A pesar de su público arrepentimiento (manifestado en sus obras Tristes y Pónticas), acabó sus días apartado de Roma.

Ovidio es, quizás, el autor que más influyó en la literatura occidental, en Chaucer y Shakespeare sobre todo, con su monumental obra las Metamorfosis: relatos en verso de la leyenda y mitología clásicas sobre las transformaciones sufridas por diferentes personajes cuyas acciones amorosas, celosas o vengativas provocan que los dioses les transformen en diferentes seres vivos o celestiales. Entre ellas aparecen las historias del origen del mundo, Faetón, Eco y Narciso, Píramo y Tisbe, Filemón y Baucis, Aracné, las bodas de Cadmo y Harmonía y versiones de los mitos de Jasón, Ulises, Hércules, etc..

Es autor también -motivo, tal vez, de su alejamiento- del Ars Amatoria, un poema burlesco y didáctico sobre el arte de la seducción, instrucciones para hombres y mujeres gustosos de placeres mundanos.

4. Los tiempos de Séneca

Después de Augusto sigue la nómina de la primera de las dinastías, la Julio-Claudia, donde se hallan algunos de los Emperadores más conocidos como Tiberio, Calígula, ... hasta llegar a Nerón, maestro del cual fue un ilustre hispano, un cordobés llamado Lucio Anneo Séneca, sin duda una de las figuras más apasionantes de la Historia y literatura romanas.

Filósofo de la escuela estoica (aquella que defendía, entre otras propuestas, la resignación de la voluntad ante las dificultades y los sufrimientos humanos como virtud máxima) Séneca dedicó gran parte de su vida a enseñar al futuro emperador las artes del gobierno y la generosidad del gobernante (con obras, por ejemplo, como De clementia), y fue también autor de géneros literarios diversos como los tratados (De otio o De vita beata) y las cartas (las Epístolas morales a Lucilio que tratan sobre diversos aspectos de la vida: la felicidad, la riqueza, la esclavitud, la muerte...; muy ilustrativas además sobre la vida cotidiana del mediados del siglo I, y de enorme trascendencia para las primeras ideas del Cristianismo incipiente).

5. Otros géneros y autores

Historiografía:
-          Salustio, La conjuración de Catilina.
-          Tito Livio, Ab urbe condita: inmensa obra que cuenta la Historia de Roma desde sus orígenes allá por el siglo VIII a.C. hasta la época de Augusto.

Novela:
-          Petronio El Satiricón.
-          Apuleyo, El asno de oro.

Sátira y Epigrama:
-          Marcial y Juvenal.

Música♫♪


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com