La Quimera, en realidad era un monstruo terrible, con forma de león en la parte anterior, en la cola era serpiente y en el medio era cabra, y arrojaba fuego por la boca. La fiera asolaba los fértiles campos y devoraba personas y animales. Antes de emprender esta difícil tarea, Belerofonte, consultó al adivino Polieides, y fue aconsejado de primero capturar y domar al caballo alado Pegaso. El caballo alado Pegaso era querido por las musas del monte Helicón, ya que con un golpe con su pata había hecho brotar la fuente de agua Hipocrene de la tierra.
El caballo alado Pegaso, estaba ausente del monte Helicón, pero Belerofonte lo encontró bebiendo en la fuente Peirene, en la Acrópolis de Corinto. La fuente Peirene, fue otra de las fuentes que había hecho brotar el caballo alado Pegaso. La diosa Atenea entregó a Belerofonte una brida de oro para domar al caballo alado Pegaso y que Belerofonte colocó sobre la cabeza de Pegaso.
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